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Bernard DENIS, Francia
Profesor Honorario de la Escuela Nacional de Veterinaria, Nantes
Ex-Miembro de la Comisión Científica del FCI
Paralelamente, la función de “basurero” de los perros se conoce hoy bien, principalmente
en las grandes ciudades de Oriente. Hay relieves que muestran cómo los restos de
comida humana, desperdicios, mondaduras, carroñas, excrementos, etc., se encomiendan
a los perros para su desaparición. El perro pudo jugar perfectamente este papel
en los campamentos paleolíticos y en los pueblos neolíticos. Por otra parte, los
residuos del hombre paleolítico ejercieron sin duda un poderoso atractivo en los
cánidos salvajes y contribuyeron a explicar la larga vida en simbiosis ya mencionada.
La protección de personas y bienes, pasiva o activa, también puede reconocerse como
una de las primeras funciones del perro. En efecto, los perros identifican y reconocen
a los hombres con los que viven y van a cazar y consideran como su propio territorio
el espacio vital y los itinerarios habituales de estos últimos. Si los perros prehistóricos
eran efectivamente de pequeño tamaño, la función de defensa pudo ser limitada, pero
no la de alerta, que jugó sin duda un papel esencial.
Finalmente, debemos mencionar la utilización del animal muerto. Lo primero que nos
vendría a la mente sería la cinofagia, pero aunque no excluyamos el hecho de que
en un principio se diera caza al lobo con fines de consumo alimentario, parece ser
que una vez domesticado el interés derivó en utilizar al perro vivo. La cinofagia
se atestigua en Europa sólo en el Neolítico y parece pues tardía respecto a los
inicios de la domesticación. No conocemos restos arqueológicos sobre la utilización
de la piel o del pelaje, pero probablemente fue probable. Paralelamente, no es imposible
que los huesos de perros encontrados en varias sepulturas humanas sean producto
de un sacrificio, lo que explicaría la función ritual ya mencionada.
© Wikimedia Commons
Mosaico de Pompeya
En resumen, las primeras utilizaciones principales del perro, más o menos mezcladas
con las razones de la domesticación en sí misma, estarían relacionadas con la cooperación
con el hombre en la caza. Sin embargo esta función sería relativa si nos remitimos
a la tendencia espontánea de las mujeres por ampararse (y amamantar) a cachorros
aislados y a socializarlos, al igual que la atracción que ejercían en los perros
los desechos alimentarios humanos. Para cerrar este capítulo, sería interesante
preguntarse lo qué los agrónomos y los naturalistas latinos, cuyos escritos constituyen
los textos fundadores de la literatura agronómica y zootécnica, escribieron sobre
la utilización del Perro. Sería inútil esperar que los agrónomos se expresaran sobre
la función de compañía o sobre la de basurero que, sin embargo, de seguro se ejercitaba.
El perro se considera ante todo el protector del ganado contra los depredadores
(lobos esencialmente) y el guardián de la explotación agrícola y de las casas. En
general, son tipos de perros diferentes, ampliamente descritos, los que cumplen
respectivamente ambas funciones: el guardián de la explotación agrícola debe dar
miedo y, por consiguiente ser de gran tamaño y si posible de color negro; el guardián
del rebaño es más ligero y es mejor que sea blanco para que no se confunda con un
depredador. Existe una tercera categoría de perros que no interesa el agricultor,
la de los perros de caza, morfológicamente mucho más esbeltos que los anteriores
en la medida en que ejerce su papel en la caza a la carrera27. En la
literatura naturalista
encontramos la fidelidad alabada del perro hacia su dueño, pero también la existencia
de perros amaestrados y utilizados para el combate en Asia Menor28. Contrariamente
a lo que sucede con los agrónomos, la función cazadora del perro es lo que se pone
de relieve en este caso29. En resumen, en la época romana, la utilización
del perro
se diversificó, pero sobre todo se refinó: tanto agrónomos como naturalistas describen
tipos de perros más aptos que otros para cumplir tal o cual función. Podemos ver
igualmente, sobre todo en el sector de la caza, las especializaciones que se materializarán
posteriormente y que comenzarán a ser descritas en ciertas obras del final del Medievo30
.
CONCLUSION
Si la cinofilia, tal como la entendemos hoy, es reciente, el vínculo que une al
hombre y al perro es eminentemente antiguo. El hecho de que el perro haya sido domesticado
varios miles de años antes que las especies que le sucedieron ilustra su lugar privilegiado
respecto al hombre. En nuestros días éste se caracteriza, en comparación con otras
especies domésticas, por una extraordinaria variabilidad morfológica y por una gama
de posibilidades de uso sin equivalente. Dependiendo tal vez de factores biológicos
que lo predisponen, esta situación es también el resultado de una historia muy larga.
Ésta comenzó con la domesticación y los primeros usos a los que nos hemos referido
a grandes rasgos, y que sirve en cierto modo de introducción para comprender la
historia moderna del perro y la cinofilia oficial.
© Wikimedia Commons
“Heure à l’usage de Paris” en torno a 1410-1415
27 We find considerations about the dog in VARRON et COLOMELLE, the latter
being the most precise (work consulted: under the direction of NISARD, M., Les
agronomes latins, Caton, Varron, Columelle, Palladius, avec la traduction en français, J.J.
Dubochet et Cie. Ed., Paris, 1851).
28 PLINE l’ANCIEN, Histoire Naturelle, Livre VIII (Natural History,
Book
VIII), Société d’Edition “Les Belles Lettres”, Paris, 1952.
29 According to PLINE l’ANCIEN, « each day experience discovers a thousand
other qualities in the dog, but it is during the hunt that its sense of smell and
skill are best
observed ».
30 In France, one must mention le Livre de la Chasse, by Gaston
PHOEBUS,
written at the end of the XIVth century.